jueves, 15 de septiembre de 2011


Setas en junio, gallipatos al agua



Para ti, las hierbas que quedan en los lindes de los campos, las que se han salvado del tractor que acaba de labrar, sólo son hierbas, hasta algo molestas, porque dificultan el paso, pero vas con Miguel 'Garbelles', que conoce cada planta y para qué es buena, y va recogiendo muestras, porque no se resiste a dejarlas atrás. Cruzamos por unas trochas de la parte baja de Alcublas, en busca de unos cerezos de Miguel, repletos de frutos rojos en plena sazón. 

En el bancal también tiene manzanas y nos cuenta que pronto cojera las 'Sanjuaneras', y que las guardará, como las que les sigan, poniéndolas boca a bajo, de una en una, y en capas cubiertas con papel de periódico, y que así le aguantan perfectas hasta febrero o marzo que viene, «mucho mejor que en nevera y sin hacer gasto».
Entre los almendros examina sus últimos injertos, de 'canuto', explica, y para que lo acabemos de entender, saca la navaja, se pone frente a una rama y exhibe una lección práctica. Consiste en sacar una porción de la piel de una ramilla en toda su circunferencia, de forma que queda, ciertamente, un pequeño cilindro, un canutillo. Se lo pone en la boca mientras coge una ramilla en la que hace la misma operación, o sea, le saca un canuto que desecha y en su lugar pone el otro y lo aprieta; así queda asegurado sin necesidad de atarlo, «y a las pocas semanas ya brota, no falla».
Son faenas del mes de junio, cuando el árbol está pleno de savia, pero este hombre sabio de los montes y campos de Alcublas ya se dio un largo paseo de buena mañana. Lo hace cada día que puede, conforme le deja el servicio en las brigadas forestales. Se hace diez o doce kilómetros desde el pueblo y vuelta a casa, con la 'cosecha' de la jornada. Y para sorpresa de muchos, en la cesta aún ha cogido unas setas. 
Pero ¿cómo es eso, en pleno junio? Y él aún se sorprende más por la extrañeza, porque exclama: «En junio es raro, sí, pero no por lo tarde, más normal es cogerlas en julio; esto depende de las lluvias de primavera, y todavía cogí anteayer rovellones». Claro, pero para los urbanitas las setas son más bien de otoño, cuando abundan por todas partes. Miguel, como algunos más del pueblo, conoce dónde encontrarlas ahora. Los cultivos recién abandonados son pequeños paraísos, porque en esos bancales que vienen de muchas décadas de labrarse y abonarse, con las lluvias estalla la vegetación espontánea, y entonces hay unos años de profusión de hierbas, setas y 'bolets', pero hay que dominar el terreno.
Miguel Giménez Cerverón domina el territorio de su pueblo y de muchas zonas de la Serranía y Camp de Turia porque esta es su vida desde siempre y es un ecólogo por naturaleza. Sabe por dónde va una vía romana, cerca de la masía de Cucalón, porque él mismo descubrió tramos y se preocupó de buscar a gente que supiera más para que lo acreditara. Como sabe dónde habrá setas de cardo dentro de unos años, porque cuando ve un cardo lo señala y después busca el lugar, cuando deduce que ya será tiempo de cobrar el trofeo.
De la recolección de hierbas de la mañana va detallando lo que reúne la cesta: Te de roca, el único sin cafeína ni teína; Llantén menor, para cicatrizar heridas; Manrrubio, contra el dolor de muelas y, esparcido en verde en corrales, para espantar pulgas; Balsamina, para los ojos (de ella se obtienen colirios); Corrigia, para lavar heridas y repelente de moscas; Siempreviva, que huele a regaliz y es expectorante; Manzanilla, para los ojos y para infusiones; Malva, contra el reúma, y cuyas flores son dulces «y las chupábamos cuando trillábamos en la era»...

Miguel 'Garbelles' cuenta que el apodo le viene de familia. Sus abuelos «vinieron de Torás a trillar y se quedaron en Alcublas». Y él mismo, de jovenzuelo, «ya iba a segar a mano, a principios de los años setenta, cuando el jornal eran 100 pesetas y a mí me daban 75 porque no tenía 18 años». Eran todavía tiempos duros, «porque segando, cuando pillábamos unos 'llicsons' tiernos, los guardábamos (ríe), y así a la hora de comer, con el pan, el tocino y alguna sardinica, comíamos también algo de ensalada».
De la gran actividad que despliega este hombre destaca también la preparación de múltiples perfumes, repelentes e insecticidas naturales que usa él y regala a vecinos y amigos. 

Y además controla en las balsas y charcas locales la población de gallipatos y triops, dos especies en peligro de extinción. 

El gallipato es un raro anfibio con larga cola y cabeza parecida a la rana. Es difícil de encontrar porque de día se esconde en el agua o entre las piedras y sale de noche a capturar mosquitos. El triops es un pequeño crustáceo, como un cangrejillo. Para que no se acaben, Miguel coge barrillo o polvo de las charcas que se secan, donde sabe que hay huevos, y los esparce en otros lugares que sabe que se encharcarán cuando llueva, y así asegura que ni los gamberros acabarán capturando o matando todos los ejemplares. Algunos amigos colaboran en esta labor de control y luego se lo enseñan a chavales y mayores que quieren aprender.

15/06/2011

Jóvenes carrascas en el Collado Herrero


El  domingo 21 de noviembre de 2010 se celebró en Alcublas  el Dïa de Reforestación Toyota, con esta iniciativa se intenta sensibilizar a los más jóvenes sobre  la conservación del medio ambiente y la importancia del patrimonio natural.


Cuenta con el apoyo del Ministerios de Medioambiente, Medio Rural  y Marino y la Fundación Biodiversidad, además de la colaboración de la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente.

Tiene como misión principal conseguir divulgar la importancia de las acciones individuales en la concienciación de la sociedad; por eso son los niños los principales protagonistas, ofreciéndoles herramientas para los retos de sostenibilidad en el futuro.

Este año el terreno escogido en Alcublas fue el COLLADO HERRERO donde los voluntarios de Toyota podían realizar su acción divulgativa y medioambiental, y  donde se sembró BELLOTA certificada del género Quercus.

La Asociación Cultural estuvo allí apoyando la iniciativa.

Este fin de semana Miguel “Garbelles “quiso volver al collado para ir controlando y observando el desarrollo de las jóvenes carrascas, arreglar algún imperfecto ocasionado por la misma naturaleza y quedó muy satisfecho del nacimiento de estos árboles.



Aprovechó para enseñarnos las hileras de carrascas de anteriores reforestaciones.



Además nos mostró  alguna que otra seta, muy apreciada por los conocedores, que habitualmente se encuentra en éste hábitat aunque nos explica que en Alcublas  esta variedad no es tan codiciada como en otras regiones donde este invierno se consumían y vendían a un alto precio dado su exquisito y sabroso sabor en la cocina.



martes, 9 de noviembre de 2010

TRIOPS CANCRIFORMIS

LUNES 13 DE SEPTIEMBRE DE 2010

TRIOPS CANGRIFORMIS


UN “BICHICO” DE LAS ALCUBLAS


Desde muy pequeño he sentido admiración por esa serie de especies de nuestro planeta que mostraban semejanza con algunos de aquellos seres enormes o terribles del Jurásico, ya desaparecidos: el elefante por su tamaño; el cocodrilo por su aspecto y fiereza; y el rinoceronte, especialmente el indio, con esa gruesa piel arrugada que le da un aspecto de auténtica coraza, similar a aquellos grandes herbívoros.
Para mí, era la única ventana que me mostraba esa época, dominada por espectaculares seres.  Pero el cine, desde sus primeros balbuceos, intentó mostrarnos algunos de aquellos terribles seres.  Sus técnica fue tan básica que mas bien nos daba risa. Solo lo consiguieron con la apareció de la tecnología digital,  que apoyada por los actuales conocimientos, han conseguido resultados extraordinariamente sorprendentes, muy reales, inaugurado con esa película sorprendente de  Spieberg “Parque Jurásico”; desde  ese momento si que impresionan.
Pero estos seres, que realmente no son tan antiguos, se quedan “en pañales”  por su edad, al compararlos con uno de los animales que hace poco pude observar en Alcublas, vivito y coleando. ¡Quien lo podía pensar!


El Triops cancriformis es un crustáceo braquiópodo perteneciente al orden de los nostráceos, que dejó de evolucionar desde el Triásico, hace 220 millones de años; ¡que se dice pronto!
Este “bichico”, ha encontrado su estado perfecto para el lugar donde reside y por ello , desde entonces, no ha necesitado sufrir variaciones en ningún momento para seguir en esa loca carrera de la perpetuación de la especie, en la que todos los seres de nuestro Planeta participamos; la razón básica de la vida. Muchos seres no se adaptaron correctamente, o quizá, no lo consiguieron a tiempo, y desaparecieron.
Como dijo Charles Darwin: Las especies evolucionan adaptándose al medio que cambia lentamente (De su revolucionaria publicación “ Origen de las Especies”)
Este primitivo espécimen retiene unas características que no ha necesitado modificar para su supervivencia, siendo hoy día similar a los fósiles de sus parientes encontrados en el Triásico.
Forma parte de ese pequeño grupo de plantas y animales “primitivos”: como el árbol del Ginkgo, Alguna especie de tiburón, La Zarigüeyas, o el Nautilus; un pariente de ese fósil tan común en la Serranía, el Amonites. Todos estas especies se encuentran fielmente representadas, sin cambio alguno, en fósiles que nos garantizan su longeva presencia.
Esto nos puede sugerir una pregunta muy interesante, que bien merecería una contestación por algún biólogo interesado e informado.
   ¿Es más perfecto el “avanzado”, que ha evolucionado enormemente desde sus orígenes?
    O…  ¿Acaso lo es más el “primitivo”, que no ha requerido ninguna evolución, por ahora, para conseguir perpetuar su especie hasta nuestros días?
                                                              *****************
   Fijémonos en lo interesante de este animalito que vive en algunas charcas de lluvia.
   Este Crustáceo, tiene una vida muy corta, de un máximo de 90 días. En ese tiempo, devora todo lo que se le pone por delante más pequeño que el: materia orgánica, pequeños invertebrados y si se le pone a tiro algún renacuajo que otro.
   En esos días, consigue alcanzar los 10 cm de largo y pone gran número de huevos, que quedan enterrados en el fondo de la charca donde habita.
   Llega la sequía; desaparece el agua; se forma barro y más tarde se convierte en tierra por la erosión; hielos del invierno; y de esta forma un año, dos, tres…….diez; vuelven las lluvias; se llena la charca; llega las altas temperaturas y …..
   ¡Milagro! Comienzan ha eclosionar los huevos y a reproducirse nuevamente.
   Pero no queda aquí su periplo.
   ¿Cómo se expande a otras charcas? – Me preguntareis.
   Pues…. con las corrientes de agua, pero más eficazmente volando.
   Si, volando.
    Un ave que llega a la charca para beber o bañarse, se le impregnan las patas de barro que contiene alguno de esos heroicos huevecillos, y ………. surge nuevamente la vida en otro lugar de condiciones similares; el milagro de la vida.

Manolo Ambou Terradez

OTRA AVE CORALINA, OTRA JOYA DE NUESTRA FAUNA por Manuel Ambou Terradez

MIÉRCOLES 27 DE OCTUBRE DE 2010

OTRA AVE CORALINA, OTRA JOYA DE NUESTRA FAUNA por Manuel Ambou Terradez

OTRA AVE CORALINA, OTRA JOYA DE NUESTRA FAUNA




Aquel día, me encontraba sentado junto a la ribera del río Turia, en Los Serranos, gozando, por unas horas, de la soledad humana.
Momentos de paz que me hacían disfrutar enormemente de la naturaleza; y los necesitaba.
Era Febrero.
Escondido entre la disminuida vegetación, escuchaba el rumor del agua.
Disfrutaba de la variedad de especies, que de una forma u otra, se mostraban ante mí con su presencia o con solo sus reclamos.
Daba la impresión que me encontraba ante un escenario.
Solo debía seguir quieto, evitando delatar mi presencia, para que aquellos personajes tímidos y, con razón, desconfiados, mostraran su papel en ese guión de “La Vida”. ¡¡¡Hacía frío!!!
Un sinfín de especies invernantes se subían al escenario junto a otras residentes.
Unas aves acudían en pequeños bandos para beber o asearse con sus trepidantes baños; otras perseguían insectos escondidos aún del invierno, en las grietas y protuberancias de las cortezas de los árboles; entre las hojas de las cañas; o en los orificios de las rocas semicubiertas por la vegetación de la ribera.
Un pequeño roedor se dirigía hacia mí, silencioso, nadando por la superficie como lo hacen los castores. Transportaba ramitas y dejaba una estela en “V” en el remanso. Al descubrirme se sumergió con un rápido golpe de riñón.
El viento era muy suave y me permitía escuchar muchos de los sonidos que se producían a mí alrededor.
Pero algo se estaba acercando desde lejos lanzando un reclamo corto, penetrante y pausado, que aumentaba por momentos. Una pequeña ave, brillante, de azul turquesa, pasó ante mí a gran velocidad, como una flecha, en un vuelo rectilíneo, para perderse río arriba, como si hubiera sido un sueño.
Era la primera vez que veía al natural esa auténtica joya. No me fue difícil reconocerla en la guía de aves, a pesar de la brevedad de mi visión. Pocas especies en la fauna europea disponen de esta particular librea. Se trataba del Martín pescador.
Completamente quieto, tenía la esperanza de volverlo a avistar, ahora muy atento para apreciar algo más en esa fugaz visión.





Pero algunos minutos después y sin emitir ningún sonido, llegaba hacia mí, con un vuelo rasante sobre el agua. De golpe, como si hubiera encontrado un obstáculo, se elevó un par de metros, casi verticalmente y se quedó cerniéndose como un colibrí, apuntando con el pico hacia el agua.

Solo estuvo un par de segundos y como una saeta cayo sobre el agua, desapareciendo un brevísimo instante y acto seguido, salió con algo brillante en el pico.

Ahora, algo más pesadamente, se posó sobre una rama seca y comenzó a dar golpes a su presa sobre ella. Se trataba de una madrilla. Con un rápido movimiento volteó su presa en el aire y lo instaló en su pico con la cabeza hacia delante.

Solo estuvo en esta posición unos pocos segundos y luego voló río a bajo, lanzando su clásico reclamo y desapareció.
Tardé algunos minutos en recuperarme de aquella visión; de mi suerte al poder ver en directo ésa joya de la naturaleza: el Martín pescador.






Manuel Ambou Terradez

lunes, 30 de agosto de 2010

El críalo


CRÍALO (Clamator glandarius)

EL CRÍALO, LA OTRA AVE PARÁSITA
Mi primer contacto con esta especie, sucedió algo lejos de estas tierras que aún no conocía.

Era 1954. Tenía unos 9 años y me encontraba veraneando en el limite de nuestra provincia con la de Cuenca,en el molino medieval del siglo XVI de mi querido abuelo materno en plena huerta de Mira; un soleado y precioso pueblecito típicamente musulmán, Mirabel del Río, como le denominaban los moros.

En aquella época, era un muchacho que se había propuesto imitar a su abuelo, gran hombre, gran cazador y honesto.

Orgulloso de el y con intención de emularlo, salía a cazar inocentes pajarillos que capturaba con mi pequeño rifle de aire comprimido Norika, un auténtico juguete que también tiraba tapones. Esta deficiencia en el arma aguzó mi instinto para acercarme a las presas y compensar de esta forma su poca potencia.

De vez en cuando sorprendía a mi abuelo con alguna especie difícil de cazar o tan rara que ni él conocía, cosa extraña; este fue el caso.

Con este lamentable método de autoeducación iba tomando contacto con la biodiversidad del lugar. Pero entonces la posibilidad de tener acceso a libros especializados en nuestra fauna era una auténtica utopía.



Una tarde, cuando regresaba al molino cargado con un puñado de gorriones que diezmaban las cosechas, según los campesinos, un potente, estridente y desconocido reclamo me llamó la atención. Completamente inmóvil junto a la frondosa vegetación del modesto riachuelo, trataba de descubrir el extraño ser que lo emitía.

Era grande, como una tórtola y parecido a una urraca pero de diferente color y tocado con unas plumas erizadas en la cabeza. No lo dudé, debía cazarlo para que mi abuelo me indicara de que especie se trataba, pues yo lo desconocía.

Un certero tiro directo al corazón desplomó al ave que calló fulminada. Nervioso de la emoción y orgulloso con aquel raro ejemplar, corrí en busca del gran cazador para mostrarle mi trofeo.

El asombro del abuelo fue morrocotudo, pues él no conocía aquella especie, por lo cual nos dirigimos de inmediato a buscar a su amigo Dalmacio, el más erudito del lugar, que disponía de una buena biblioteca. Pero no hubo forma, no aparecía en ninguno de sus libros. Y así quedó como un misterio para mí.

Veinte años después, estando en la casa de campo en Pedralba, cerca del río Turia, volví a escuchar aquel estridente reclamo. Rápidamente cogí los prismáticos y pude descubrí a la extraña ave posada en un cercano algarrobo; era la misma.

Pero ahora, disponía de prismáticos y un buen libro de campo, por lo que pronto pude descifrar aquella incógnita; la guía pronto me indicó que se trataba de un Críalo (Clamator glandarius).

Tuvieron que pasar veinte años más para volverlo a verlo, pero ahora, enterado de sus costumbres, lo esperaba escondido, mimetizado con el entorno, en el término de Casinos, con el equipo fotográfico.

En dos ocasiones conseguí fotografiarlo en compañía de dos compañeros de “armas”: José Luis Sanmiguel y Salvador Viadel. Para mí fue muy importante.

**************************************

Decíamos que el Críalo también es un ave parasitaria, una de las dos únicas en toda Europa, como el Cuco.


Y….¡atención! parasita a las Urracas, a las tan despreciadas aves para los cazadores y alguno más.

Pues bien: estas aves se aprovechan de los córvidos y en especial de las urracas, colocando uno y en extrañas ocasiones, varios huevos en sus nidos.

Pondrán hasta 15 huevos, repartidos en los nidos parasitados que eclosionarán varios días antes que los pollos del ignorante anfitrión. Esto provocará con diversas estrategias, el aplastamiento de los legítimos o el olvido por su debilidad e insistencia en recibir la comida por el poderoso intruso.

De esta forma quedan anulados y olvidados muchos de los nidos de las prolíficas e inteligentes urracas.

Pero todo no termina aquí. Su alimentación es similar al Cuco y como el se nutre de insectos y especialmente de orugas de procesionaria, que las busca ávidamente en los pinares, sacándolas de las sedosas y resistentes bolsas.

¡Hasta pronto!

Manuel Ambou Terradez

Cuculus canorus y abejarucos


Cuculus canorus

UN AVE PARÁSITA
Nuestras tierras son realmente un auténtico corredor por donde circulan muchas de las aves viajeras, que como ya hemos comentado, vienen de África rumbo al resto de Europa. Este es uno de los motivos que justifican el gran número de especies avistadas en nuestra comunidad.

Hace algunas semanas que el frescor del invierno hace guiños por desaparecer. Alguna borrasca procedente de norte de África dio el banderazo de salida migratoria para muchas aves. Pronto se expandieron por nuestra agraciada Península y como siempre hacia el Norte, hacia Europa.

Me encuentro escondido en una tienda de camuflaje con mi compañero de aventuras J. Luís Sanmiguel; un pedralbino aficionado a la caza fotográfica con el cual comparto una de mis últimas aficiones. El forro polar no nos estorba.

Por nuestra espalda comienza a elevarse los primeros rayos del sol que se desparraman por el vallejo despertando la vida. Oleadas de pajarillos bulliciosos entran y salen de una fuente que deja correr su cristalina agua entre la vegetación muy cerca del pinar: verdecillos , verderones, pardillos , jilgueros, piquituertos.

Otros, menos gregarios, acuden por la fuente de forma más discreta: papamoscas, petirrojos, currucas ……y algunos de mayor tamaño como el huraño Arrendajo.

Frente a nosotros, en lo alto de una salina un Triguero lanza sus crujiente reclamo. Pero las cámaras no se inmutan, esperamos impacientes otro sonido. Mientras tanto, al fondo de todo ello captamos el zumbido de las inmensas palas de los generadores eólicos a nuestra espalda; que pena.

Nuestros codos se chocan al escuchar a lo lejos esos dos tonos repetitivos y esperado; “cuc-cuu….cuc-cuu” ………. Es el Cuco). Es nuestro objetivo.

Tenemos las ópticas encaradas a un almendro muerto, cubierto de dorado liquen, que domina el espacio abierto del vallejo. Esperamos que se pose en su recorrido territorial a lo largo de la mañana.

En silencio, atentos, intentamos adivinar la situación del ave en aquel entorno. Parece que se acerca. Ahora lo escuchamos a nuestra espalda, ya no muy lejos.

Un ronco y risotante sonido pasa por nuestras cabezas, e inmediatamente a nuestra derecha escuchamos de inmediato el reclamo; pero se trata de un segundo cuco, por eso protesta.

Con el corazón algo acelerado escuchamos impacientes a las dos aves. Esperamos que de un momento a otro acierte a posarse en nuestro insinuante y resplandeciente almendro muerto.

Veinte minutos más tarde nuestras cámaras, comienzan a registrar tímidamente, las primeras fotos. El cuco, enardecido, se ha posado con las alas caídas y grandes movimientos de cola e inicia su poderoso reclamo. Trata de sobreponerse a los cantos del rival ante nosotros, en lo alto de las ramas, donde queríamos.


El Cuco (Cuculus canorus) es una de las dos aves parásitas de Europa, de nuestra ornitología, por su extraordinaria adaptación que ha debido desarrollar para su procreación, clave para su perpetuidad.


Todos conocemos, que esta ave, del tamaño de una urraca, no realiza nidos para incubar sus huevos, si no que los deposita en ajenos. Su víctima es un insectívoro que conoce muy bien, es la misma especie de paseriforme que lo adoptó, cuidándolo desde su nacimiento.

Escondido entre la fronda, observa los movimientos de la pareja que repite sus viajes al nuevo nido terminando su puesta.

La hembra del cuco hace un seguimiento minucioso del nido, y aprovechando la ausencia momentánea de los pajarillos, cuando lo considera oportuno, sustituye uno de los huevos de la inocente pareja por el suyo, preincubado en su oviducto, con el fin de que nazca antes y expulse fuera del exiguo recinto a los huevos, o por defecto, a los pollos del ignorante adoptador pues le incomodan. Cada hembra repetirá esta acción unas 10 o 15 veces en la temporada.

Pero deberíamos saber algo más que le da a esta ave su genial evolución.

El huevo que instala, debe ser muy parecido al del ave receptora: en forma, coloración e incluso imita el diminuto tamaño; algo chocante para tan enorme ave.

Si el huevo intruso no cumplieran estas cualidades, el titular, reaccionaría eliminándolo del nido, olo que es peor, abandonando toda la puesta y el cuco fracasaría en su intento.

Por ello, cada familia de cucos está especializada en una especie concreta de receptores: petirrojos, currucas, lavanderas, Carriceros…….

Todos los huevos de estas aves paseriformes, que en Europa llegan a ser más de 100 especies y tienen un aspecto diferente. Por ello, hay el mismo número de linajes, de familias de cucos, que no deberán equivocarse, pues su descendencia se acabaría.

La hembra del cuco, busca un nido de la especie con aspecto de su adoptante; esa es la clave.
Curioso ¿no?

¡Ah!: y recordaros que esta ave es una especialista en comer orugas peludas, como la procesionaria.

Hasta pronto.

Manuel Ambou Terradez 



Los abejarucos, joyas del aire



Todas las primaveras, cuando los rayos del Sol comienzan a templar el aire, alguna borrasca procedente de África nos devuelven esa abundante vida de aves migratorias.
Ascienden por nuestra península en hordas, según especies, montadas sobre vientos cálidos favorables, volando hacia el norte, buscando por Europa sus lugares de nacimiento.
Ahora, nuestro entorno, se ha decorado con su abundante flora de múltiples colores que invitan a pasear por el campo, por nuestros montes. Pero unas pinceladas de color se han unido a la hermosura del paisaje. Pasan ante nosotros con elegantes planeos, mostrando su impresionante librea, mientras pinzan en el aire a los insectos.
Acompañan sus vuelos con su reclamo de alegres gorjeos y tras su captura regresan a su atalaya donde se encuentra su pareja. Son los Abejarucos.
Se instalarán en zonas abiertas, donde se encuentre algún talud arenoso. Allí se pelean por ocupar nidos anteriores o excavarán nuevos y profundos túneles, que amplían en el fondo para la cámara de nidificación. Esta técnica de excavación la realizan dos especies más: el Martín pescador y el Avión zapador.

Es una de esas cinco aves, llamadas coralinas, de extraordinaria belleza: Abubilla, Oropéndola, Carraca, Martín pescador y el Abejaruco, que enorgullecen a nuestra abundante y singular fauna ornitológica.
La observación de estas hermosísimas aves de ojos de rubí con ópticas de aproximación es francamente grata.
Sus presas serán insectos medianos y grandes, capturados en vuelo. Por ello y a causa de los plaguicidas, poco a poco, lentamente van disminuyendo los individuos que antes formaban abundantes grupos familiares.

Seis meses residirán en nuestras agraciadas tierras para envidia de la mayor parte de Europa, la del norte.
Cuando se agote el Agosto y comience Septiembre, la algarabía de abejarucos regresará hacia el Sur, para saltar el Estrecho de Gibraltar a lomos de alguna tormenta favorable, hacia esa África tropical y austral, de donde partieron.


Manuel Ambou Terradez

Agricultura Ecológica



Agricultura Ecológica



Solución para una Agricultura Sostenible




El pasado viernes, día 14, finalizó el Curso de Agricultura Ecológica que durante un mes ha venido impartiéndose por UPA (Unión de pequeños agricultores) a un grupo de 15 personas interesadas, en el Hogar del Jubilado de Alcublas.

El curso ha sido impartido por una vecina nuestra, Aitana, a quien todos conocíamos por su actividad anterior a cargo del Ravel. Aitana, ecologista convencida, ha conseguido con sus clases aclararnos muchos conceptos sobre ecología y sostenibilidad y crear en los alumnos una nueva forma de ver la agricultura y el medio ambiente.


Las clases, muy bien preparadas, han tratado diversos temas como: Energía fotovoltaica, cereales, cubiertas solares, el vino, el olivar ecológico, almendros y frutales, el huerto ecológico, transgénicos, etc. Todos estos temas tratados con medios audiovisuales y bibliografía que Aitana ponía a nuestra disposición.


Hemos aprendido que la Agricultura Ecológica es una vuelta a la agricultura tradicional que ha venido haciéndose desde el principio de los tiempos hasta el siglo XX, durante miles de años. En el siglo XX y debido a las fuertes hambrunas que sucedieron a las dos guerras mundiales, las industrias químicas se volcaron en producir productos fitosanitarios que aumentaran al máximo la producción de cereales y otros alimentos. Por esta especial circunstancia se dejó de cuidar el suelo, la tierra, ya no era importante, los cultivos pasaron a ser como unos enfermos crónicos que solo prosperan gracias a la medicación, así funciona la agricultura intensiva en Almería, a veces ni siquiera hay tierra, unos sacos húmedos pueden ser suficiente para que una tomatera pueda vivir, eso si, conectada permanentemente a un gotero por donde va recibiendo la medicación.


Especial interés despertaron los temas relacionados con los cultivos de secano en Alcublas, almendro, olivo y vid especialmente. Esto inevitablemente traía a la conversación a la Cooperativa y su funcionamiento actual, y el modelo de cooperativa moderna y emprendedora que se está dando en otros lugares vecinos y que consiguen siendo rentables y competitivas devolver la dignidad al trabajo del agricultor.

España es la primera productora de agricultura ecológica en Europa, el 80 % de nuestra producción se exporta a Alemania y otros países europeos producen mucha demanda de productos ecológicos, por lo cual es un mercado con mucho futuro.


También los huertos ecológicos son empresas bastante rentables, ya que actualmente la demanda supera a la producción, y la venta se realiza directamente desde el agricultor al consumidor, evitando los intermediarios.

Están proliferando los huertos familiares, antiguamente todas las familias tenían el suyo propio, son bastante fáciles de cultivar y no ocupan demasiado tiempo, un huerto donde no entra la industria química, abonados de forma natural con materia orgánica, compost o cubierta vegetal, un huerto donde las verduras y los frutos sepan a lo que han sabido toda la vida y no a otras cosas. Algo tan sencillo como cenizas, ajos y purín de "picamatos" ahuyentan las plagas. Habas y otras leguminosas nitrogenan el suelo, las lombrices lo oxigenan, ¿para que gastar dinero en productos que a la larga envenenan nuestro cuerpo?.
Lo ecológico no es nada nuevo, ya lo hacían nuestros abuelos.
El tema es muy interesante y esperamos en breve que sea la propia Aitana quien lo vaya ampliando con su sabiduría para los lectores del Blog. Ella ha sido la maestra, el que os lo cuenta solo un alumno.
J.A. Martínez (A.C.L.A.